Francisco Repullo, Presidente de la Asociación Española de Biogás (AEBIG)
Se cumplen 10 años desde la primera aparición de esta publicación y también desde que el sector de las renovables fue sorprendido con el RD 1/2012 anunciándonos que se interrumpía “temporalmente” el sistema de tarifas y primas a las renovables, lo que se llamó, inocentemente, “la moratoria”. Aquel decreto supuso la paralización de un sector para dejarlo, incompresiblemente, en la inanición durante una década. Es cierto que en 2014 se reactivó un sistema de ayudas, pero sólo era de aplicación para las instalaciones afectadas por el RD 1/2012. Las nuevas instalaciones no han tenido ningún tipo de soporte financiero. Actualmente, todo hace suponer que ha terminado la travesía del desierto. Este año se ha publicado la Hoja de Ruta del Biogás, que debería ser la guía de desarrollo del biogás/biometano, y se ha empezado a elaborar un sistema de certificación de los gases renovables, las GdOs (Garantías de Origen), prevista su implantación en la primera mitad de 2023; buena noticia, pero con dos años de retraso. Debería haber estado implantado en junio de 2021.
La muy esperada Hoja de Ruta del Biogás también ha sorprendido al sector, esta vez por su falta de ambición. Cuando lo deseable hubiese sido establecer unos objetivos y medidas para conseguirlos que nos permitiesen recuperar el tiempo perdido para ponernos al nivel que nos corresponde por potencial, el tercero en Europa, los objetivos marcados son de una falta de interés que no llegamos a entender. Mientras que nuestros vecinos europeos establecen unos objetivos entorno al 10% de biometano en el consumo de gas en 2030, nuestra Hoja de Ruta dice que el biometano sea “al menos un 1% del gas consumido a través de la red en 2030”. Y, por supuesto, no va en la línea de alcanzar el objetivo del reciente Plan RePowerEU de aportar 35 bcms de biometano al sistema gasista europeo en 2030 para reducir la dependencia de los combustibles fósiles ante la dramática situación, presente y prevista, en el Continente. Pero hay que ser positivo y optimista a pesar de esa falta de empuje de la administración. Confiamos plenamente que el sector privado será capaz de desarrollar este sector en el país, aunque con un esfuerzo muy superior a los países de nuestro entorno. Veremos pronto el surgimiento de nuevas plantas de biometano. La sociedad está cada día más concienciada de la necesidad de descarbonizar y de disponer de unas energías autóctonas, generadas localmente, que no sólo ayuden a suplir las carencias de suministro energético, sino a ser más respetuosos con el medio ambiente que, lamentablemente, está poniéndose de manifiesto este año el tan temido cambio climático.