En un foro celebrado en la Casa de ABC en Sevilla, bajo el título ‘Biometano, una baza segura para la transición energética en Andalucía, el vicepresidente de la Asociación Española de Biogás (AEBIG), David Fernández, destacó el papel del biometano como una solución estratégica desde el punto de vista ambiental, energético y social. Moderado por la periodista de ABC Isabel Aguilar, el evento contó con la participación de otros expertos destacados: Fernando Vidal, catedrático de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Sevilla y director de la Cátedra de Economía Circular; David García de Herreros, director de Desarrollo de Proyectos de Verdalia; y Pedro Marín Aranda, presidente del Clúster Andaluz del Biometano.

Fernández enfatizó que “una planta de biometano es una solución a un reto ambiental, energético y social”, destacando cómo estas instalaciones permiten gestionar eficazmente los residuos agrícolas y ganaderos, mientras producen un gas renovable capaz de sustituir parcialmente al gas natural. Además, subrayó que este tipo de plantas fortalece la autonomía energética de los territorios rurales. También destacó la importancia de contar con “un marco regulatorio estable que genere garantías en los inversores y anime el desarrollo del sector”, advirtiendo que sin estabilidad legal y económica, el crecimiento del biometano podría quedarse estancado.

Respecto al impacto social, Fernández defendió que “las plantas de biometano revitalizan la España vaciada. Generan empleo cualificado, apuestan por el talento local y contribuyen a dinamizar zonas que llevan décadas sufriendo despoblación”. Para él, el biometano no solo es una alternativa energética, sino un vector de transformación rural. Sobre la seguridad, aseguró que “su funcionamiento es la mejor garantía de su seguridad. En España, la falta de implantación dificulta que el ciudadano pueda evaluar por sí mismo”.

Por último, Fernández comparó la inversión en biometano en España con la de otros países europeos para evidenciar la brecha: “La diferencia es abismal: Italia lleva años invirtiendo 4.500 millones; Dinamarca, 6.000; Francia, 8.000”, señalando que España está rezagada en un mercado con gran potencial de crecimiento en energía limpia y economía circular.

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